Un festín exótico en el corazón de la Ciudad de México
En pleno Centro Histórico de la Ciudad de México, entre calles estrechas y edificios centenarios, se encuentra el Mercado de San Juan, un sitio que ha ganado fama internacional por su oferta de productos exóticos, carnes inusuales, quesos artesanales y, sobre todo, por su espíritu cosmopolita. Aquí, lo extraño es cotidiano y lo gourmet, accesible. Pero este mercado no nació así.
Un mercado con historia
El edificio actual fue inaugurado en los años 50, pero la actividad comercial en esta zona se remonta al Porfiriato. Inicialmente, San Juan era un mercado de abasto más: frutas, carnes comunes, legumbres. Fue en los años 70 y 80 cuando la transformación comenzó, impulsada por la creciente demanda de productos internacionales por parte de chefs, hoteles, embajadas y comensales más aventureros.

¿Desde cuándo lo raro es lo común?
“Mi papá comenzó vendiendo pato y codorniz en los años 70, cuando eso era ya raro”, cuenta Don Nicolás, dueño del local “La Catalana”, especializado en carnes exóticas. “Hoy tenemos cocodrilo, iguana, búfalo, avestruz, jabalí y hasta pitón, todos con certificado de criadero”.
La apertura de México al comercio global, junto con el auge de la alta cocina y el turismo gastronómico, transformó el mercado en un imán para lo raro, lo exclusivo y lo sabroso.
Otro de los locales pioneros fue el de los hermanos Suárez, quienes empezaron vendiendo carnes de caza y hoy ofrecen desde pitón hasta búfalo. La legalidad de estos productos está estrictamente regulada: muchos provienen de criaderos certificados o de importaciones autorizadas.
El mundo en un pasillo
Los pasillos del mercado son un desfile multicultural. En un mismo recorrido puedes encontrar:
- Quesos franceses madurados, como el camembert au lait cru o un brie trufado.
- Jamones ibéricos de bellota y embutidos artesanales de España.
- Foie gras, aceite de trufa, y setas silvestres.
- Mariscos vivos, como percebes gallegos o langostas del Pacífico.
Pero si hay una sección que sorprende, incluso al viajero más experimentado, es la dedicada a la entomofagia: el consumo de insectos.
Insectos en el menú: la entomofagia gourmet
“El mexicano ya comía insectos antes de que Europa conociera el chocolate”, dice Marina Cortés, dueña del local “Delicias Prehispánicas”, mientras ofrece una cucharada de guacamole con chapulines. “Aquí vendemos escamoles, gusanos de maguey, chicatanas, hormigas culonas, jumiles y chapulines, todos comestibles, limpios y de temporada”.
Los precios pueden variar: los escamoles (larvas de hormiga) pueden llegar a costar más de mil pesos por kilo, mientras que una orden de tacos de chapulines cuesta apenas 40 pesos.
Recomendaciones imperdibles:
- Taco de escamoles al epazote con tortilla recién hecha y salsa de molcajete.
- Tostada de gusano de maguey con guacamole y hoja santa.
- Brocheta de cocodrilo marinada en ajo y limón.
- Hamburguesa de búfalo o avestruz acompañada de papas rústicas.
- Tabla de quesos y jamones europeos, ideal para maridar con vino que también se vende en el mercado.
Degustaciones y clientes célebres
El Mercado de San Juan es conocido por sus degustaciones espontáneas. Basta con mostrar interés y preguntar, y los locatarios te invitan a probar.
“Muchos vienen sólo a ver, pero si se animan a probar, regresan”, comenta Luis Reyes, experto en carnes de caza. “Aquí ha comprado desde Anthony Bourdain hasta chefs de Netflix”.
Datos curiosos del Mercado de San Juan
- Safari culinario: Es uno de los pocos lugares en México donde puedes probar tacos de escorpión, hamburguesas de cocodrilo o brochetas de canguro.
- Para chefs y diplomáticos: Muchos embajadores, cocineros de renombre y personal de embajadas extranjeras son clientes frecuentes. Incluso Anthony Bourdain lo visitó en su programa No Reservations.
- Un mini mundo gastronómico: Dentro del mercado puedes encontrar productos de al menos 30 países, incluyendo foie gras francés, salami italiano, wasabi japonés o mole de Oaxaca.
- Queserías legendarias: Los puestos de quesos ofrecen más de 100 variedades, desde un camembert artesanal hasta un roquefort madurado en Francia.
- Degustaciones espontáneas: Algunos locatarios ofrecen tapas, vinos y bocadillos a quienes muestren verdadero interés, convirtiendo la visita en una experiencia gourmet.
Un tesoro por descubrir
San Juan es un mercado vivo, lleno de historias, sabores y contrastes. Es un lugar donde lo prehispánico se encuentra con lo europeo, lo salvaje con lo gourmet. Un espacio para valientes del paladar, pero también para curiosos que quieren conocer el México más sabroso y diverso.
Si alguna vez te has preguntado a qué sabe el mundo, el Mercado de San Juan es un buen lugar para empezar a descubrirlo.